domingo, 21 de noviembre de 2010

Irlanda era un ejemplo para Rajoy y ¿ahora qué?


Este fin de semana hemos conocido los problemas reales de la economía irlandesa y también que el modelo a seguir para el PP y para buena parte de los dirigentes conservadores europeos ha quedado noqueado. Y ahora que Irlanda está a punto de ser rescatada por la UE, los conservadores ahora prefieren callar y no reconocer su error.
Podemos consultar las hemorotecas y comprobar como la derecha, hace apenas unos años, hablaba maravillas del crecimiento de los irlandeses. Mariano Rajoy, ha defendido en multitud de ocasiones que "bajar los impuestos" era "la mejor garantía para mantener el Estado del bienestar". Para Rajoy la principal razón de su éxito, se basaba en que estaban "aplicando recetas liberales" y era la panacea que quería exportar a España.
Pero los conservadores no comentan que en Irlanda, al igual que en España, el crecimiento se edificó a través de una burbuja inmobiliaria que generó años de bonanza y fácil acceso al crédito. Ambos aspectos han complicado aún más la situación. Con su estallido, se agudizó la crisis. Aunque es cierto que esta fue más tóxica que la española porque arrastró a los grandes bancos nacionales.
Ahora conviene recordar que Irlanda bajo el Impuesto de Sociedades que ahora la UE le reclama que eleve, y que su recaudación fiscal es muy baja, lo que hace que el país no pueda asumir los costes del rescate bancario. Ya sabemos que la formula conservadora pasa por un menor control público y un mayor peso de la especulación, los resultados les vamos viendo.
También Esperanza Aguirre defendió las políticas irlandesas e indicó que el milagro económico tuvo su origen en políticas liberales. Es decir, en las bajadas de impuestos, en los recortes del gasto público, en el equilibrio presupuestario, en la liberalización de la economía y en la apertura a las inversiones extranjeras y al comercio internacional.
La culpa siempre es de otros
Rajoy, en su momento quiso comparar a España con Grecia, sembrando incertidumbre en momentos delicados, demostrando que le preocupaba más desestabilizar el país y su economía para llegar a la Moncloa que arrimar el hombro para ayudar a España.
Ahora parece que ya no se atreve a comparar situaciones, mide sus palabras y sobre todo no se atreve a sentenciar con claridad su equivocación con un modelo que se ha caído como un plomo. Pero lo que es evidente es que si es posible arrojará las culpas también al Presidente Zapatero del problema irlandés.
Esto es la gran aportación a la mejora de la economía que el Sr. Rajoy ofrece a los ciudadanos.

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